Sigurjón Árnason, exconsejero delegado de Landsbanki, la segunda mayor entidad bancaria de Islandia, ha sido condenado a 12 meses de cárcel por el Tribunal del distrito de Reikiavik, por un delito de manipulación del mercado, cometido entre noviembre de 2007 y octubre de 2008.
Además de Árnason, también han sido condenados otros dos antiguos ejecutivos del Landsbanki, mientras que un tercero fue absuelto de la acusación de haber manipulado el precio de las acciones de la entidad bancaria. Aunque, eso sí, Árnason, es previsible, que sólo pasará en prisión una cuarta parte de la condena. Esta sentencia se suma a las anteriormente impuestas a Larus Welding, exconsejero delegado del banco Glitnir y a Hreidar Mar Sigurdsson y Sigurdur Einarsson, exconsejero delegado y expresidente, respectivamente de Kaupthing. Welding, fue condenado a nueve meses de prisión por un delito de fraude, aunque, luego, seis de los meses de esta condena les fueron suspendidos. Por otra parte, Sigurdsson y Einarsson recibieron las penas más duras con cinco años y medio y cinco años, respectivamente, de cárcel, por manipulación y fraude del mercado.
Aunque las medidas han gustado entre la población de Islandia, el organismo encargado de dictar estas sentencias, y más en concreto, la oficina del fiscal encargado de perseguir las malas prácticas financieras se enfrenta, en estos momentos, a unos más que drásticos recortes presupuestarios por parte del nuevo Gobierno que ocupa el poder, que, casualmente, es el mismo partido de centro derecha que gobernaba cuando se colapsó el sistema financiero.
Aunque ha tardado seis años, tras producirse la crisis que forzó la nacionalización de los tres mayores bancos islandenses y que situó al bordo de la quiebra al país, lo cierto es que, por el momento, Islandia, es el único país en el que se han condenado a los máximos directivos de una entidad bancaria, algo de lo que tendrían que aprender algún que otro país.