La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) dio un informe sobre el estado actual de las investigaciones y el avance sobre el esclarecimiento de hechos en torno a la violencia durante las dictaduras de los países latinoamericanos y recordó que el continente tiene una “gran deuda con la verdad”.
“La impunidad propicia la repetición de las violaciones”, dijo la presidenta de CIDH, Tracy Robinson, al referirse a la preocupación existente en el monitoreo actual sobre la recopilación de información histórica sobre las constantes violaciones a los derechos humanos en la historia de las últimas décadas.
Según el informe, países como Uruguay, Argentina, Perú, Chile, Brasil y El Salvador han puesto barreras a las investigaciones de los diferentes casos durante periodos de dictadura o conflictos internos a través de leyes de amnistía que impiden el acceso a las bases de datos y documentos históricos.
La CIDH recordó que el objetivo de las investigaciones sobre las actividades irregulares contra los derechos humanos en los diversos países es encontrar la verdad por cruda que sea y así buscar la justicia para las víctimas y familiares que han tenido años de sufrimiento por los hechos pasados.
Otra meta del informe presentado por la organización regional es que los gobiernos tengan una base para saber cómo y dónde empezar a desarrollar planes que permitan acceso directo a la información, con tal de obtener resultados positivos en la recuperación histórica de los datos.
Con buena nota en otras áreas
Caso contrario a la preocupación externada por la falta de métodos para investigar y recopilar la información sobre los años oscuros en América Latina, la CIDH también expresó su aprobación para con los programas o comisiones en busca de la verdad que se han implementado en múltiples países.
Hubo elogios para el acuerdo de cooperación entre Argentina, Uruguay y Chile, igual que la facilitación de información documentada por parte de Estados Unidos para con varios gobiernos que requierieron ayuda.
La diferencia es que en las investigaciones que se han abierto, no hay ningún peso judicial y las víctimas no terminan con la sensación de justicia después de años llevando el peso de las dudas por lo sucedido en la tumultuosa América Latina de las últimas décadas.