La baja pronunciada de los precios del petróleo alegra a los consumidores y amenaza a los productores en Estados Unidos, especialmente a las nuevas compañías que no pueden rentabilizar los yacimientos y viven días de mucha tensión en torno a las especulaciones sobre el futuro.
El exceso de producción a nivel mundial ha enviado los precios del petróleo por los suelos y los barriles han dejado de ser un bien envidiable a un enigma por resolver, sobre todo para las empresas que no tienen grandes capitales y dependen de la venta diaria para sobrevivir.
Mientras el consumidor se frota las manos por la rebaja de la gasolina y otros derivados, en Estados Unidos la preocupación se multiplica por la realidad del petróleo, que ha tocado fondo en cuanto al precio por barril y amenaza el futuro inmediato de varios yacimientos del gigante norteamericano.
Se esperan al menos 6 meses más de cambios bruscos y tendencia a la baja en los precios del petróleo, según proyecciones de Bank of America, por lo que las grandes compañías deben buscar soluciones o “escudos temporales” para paliar la crisis.
Las empresas con más trayectoria y capital como las de Alaska y Texas no tendrán problemas para resistir el momento, siempre y cuando sea algo transitorio. Sin embargo, los yacimientos con relativamente nuevos dueños como los de Dakota del Norte hacen números con temor a la quiebra o a la necesidad de ser absorbida por una empresa más grande.
Un problema no exclusivo a los Estados Unidos
La crisis del petróleo está dejando huella en todo el mundo y no solamente en Estados Unidos, donde se han acentuado algunos problemas derivados de los cambios propuestos en la “reforma energética” de hace unos años.
Venezuela anunció que reducirá el gasto público y rebajará el sueldo de funcionarios de Gobierno como medida ante la diferencia entre el presupuesto aprobado y la realidad económica de los ingresos con la reducción del precio del barril.
En tanto, proyecciones internacionales aseguran que el desplome del petróleo puede tener efectos políticos y sociales en los países exportadores, con diferentes intereses que responden a las rencillas con Estados Unidos.