En la actualidad, uno de los problemas que preocupa a multitud de países en el mundo es la inmigración y si no que se lo pregunten a los suizos que, durante el pasado fin de semana, estuvieron votando para poner fin al flujo migratorio en el país (aunque al final ganara el no).
La inmigración, está, ahora, en el centro del debate político en el oeste, aunque, en las últimas semanas, Europa y América han ido dividiendo sus opiniones en distintas direcciones.
Hará, en torno a unas dos semanas, que Obama anunció planes para blindar a millones de inmigrantes ilegales y parece que la deportación iba a ser la solución, pero las protestas generaron divisiones amargas y, en torno a esto, surgió el debate estadounidense en una dirección más liberal.
Por otra parte, en Europa, el ascenso de los partidos anti-inmigración (como, por ejemplo, el Frente Nacional de Francia), siguen impulsando el debate hacía la derecha.
Por ejemplo, Cameron ha anunciado planes para restringir las prestaciones sociales para los inmigrantes legales desde el resto de la UE y, asimismo, para obligar a las personas a salir del país si es que no encuentran un trabajo. En Francia, se ha pedido la derogación de las normas de Schengen, que han desmantelado los controles fronterizos dentro de la UE.
A pesar de las diferentes líneas de actuación que se pueden interponer en diferentes países, las cifras de inmigración en todo el mundo rico son, sorprendentemente, similares y es que los países ricos son un imán para los inmigrantes procedentes de los países más pobres y la atracción sigue creciendo con el paso del tiempo cada vez más.
Hasta ahora, además, los enfoques de los Estados Unidos y Europa eran bastante similares, pero, lo cierto es que hay una diferencia fundamental, entre, por ejemplo, Estados Unidos y Reino Unido, ya que David Cameron teme perder el apoyo de UKIP (cuyo tema central es la oposición a la inmigración masiva); mientras que Obama piensa que, en la era de la globalización, las naciones ricas van a tener que seguir acostumbrándose al hecho de que seguirán atrayendo a los inmigrantes de las zonas más pobres del mundo.
Además, otra diferencia radica en que Obama es un político de centro-izquierda y Cameron un conservador.