El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha emitido un discurso desafiante contra Occidente por los conflictos abiertos en Ucrania y la situación en Chechenia, señalando que “cuanto más retrocedemos y nos justificamos, más descarados, cínimos y agresivos se muestran nuestros oponentes”.
Las palabras de Putin han sido tomadas como una declaración para que el pueblo ruso se prepare para un periodo de confrontación y roces con los países de Occidente, especialmente Estados Unidos, debido a las diferencias en las posturas de política internacional.
“La política de contención no se inventó ayer. Se ha mantenido durante muchos años, décadas, tal vez siglos. Sin embargo, hablar con Rusia desde una posición de fuerza es inútil“, aseguró desafiante el mandatario ruso al acusar a las potencias de querer influir en los conflictos sin conocer los datos feacientes de cada historia.
Putin apuntó que Occidente pretende debilitar a Rusia y recordó que Estados Unidos recibió “abiertamente a los separatistas de Chechenia tratándolos como luchadores de libertad y democracia”.
El tono del presidente ruso se recrudeció apenas por debajo de una advertencia al asegurar que “quedó claro que cuanto más retrocedemos y nosjustificamos, más descarados, cínicos y agresivos se muestran nuestros oponentes”.
Defiende la anexión de Crimea
Uno de los puntos más importantes del discurso de Vladimir Putin y todo el preámbulo desafiante para poner condiciones a las decisiones de la comunidad internacional era la situción de la Península de Crimea, haciendo referencia a una “histórica reunificación”.
“Crimea tiene una importancia sagrada para los rusos, como la montaña del templo de Jerusalén para los que profesan el islam y para los judíos. Esto será así desde ahora y para siempre”, justificó el mandatario ruso acerca de la anexión del territorio en una acción contraria a la posición de actores principales de la política y los derechos humanos a nivel mundial.
Y para enardecer los ánimos de sus compatriotas, pensando en lo que podría ser una confrontación larga y firme contra Occidente, Putin apostó por un cierre nacionalista aduciendo que “los enemigos de ayer con gusto nos hubieran lanzado por el camino de la desintegración y desmembración de Yugoslavia”.