Chile y Uruguay fueron una vez más los países percibidos como los menos corruptos en América Latina. Venezuela y Paraguay, en contraste, mantuvieron su posición al final del ranking que elabora cada año Transparencia Internacional y que fue publicado a principios de diciembre 2014.
Este índice “pone de manifiesto que, cuando líderes y altos funcionarios abusan de su poder para usar fondos públicos en beneficio propio, el crecimiento económico se ve minado y los esfuerzos por frenar la corrupción quedan frustrados”, según explicó José Ugaz, presidente de la entidad.
Sin embargo, en América Latina, el crecimiento económico parece no estar reñido con la corrupción. Según la CEPAL, los países con mejor estimación de crecimiento Económico para este año son Colombia (4,8%) y Paraguay (4%). Además, según el Banco Mundial, Colombia y Perú son los países donde es más fácil hacer negocios en la región (Doing Bussines 2015).
Pero Colombia, según la evolución del índice desde 2006 hasta el 2014, ha mantenido una tendencia al alza en su mala percepción de corrupción, subiendo 35 puestos. Lo mismo que Paraguay (subió 39 puestos) y Perú (subió 15 lugares).
Más aún, Paraguay ha estado –junto a Venezuela- siempre al final de la tabla, lo que sugiere que esta tendencia podría ser parte de la cultura local. El director regional para las Américas de Transparencia Internacional, Alejandro Salas, explicó que “la calificación promedio de 40 quiere decir que la corrupción es sistemática, está muy impregnada en el estado”. De los países analizados, los únicos con buena clasificación son Chile, Uruguay y Brasil, aunque este último está en el límite. El resto, están todos en rango de “corrupción sistémica”.
México en tanto, no se queda atrás, pese a su buena estimación de crecimiento (2,1%) y a los elogios alcanzados por las reformas que está implantando el gobierno, ha avanzado 33 puesto en su mala percepción. Cosa que podría ser aún peor para el 2015, porque este año, la encuesta se hizo antes de la desaparición de los 43 estudiantes en Iguala.
Brasil y Argentina, las otras dos economías más grandes de la región, tienen un nivel de estancamiento en el índice que resulta difícil de entender con la cantidad de escándalos que enfrentan cada año. En este período, ambos han tenido oscilaciones menores y como explica Ugaz: “en realidad, estas pequeñas subidas y bajadas no expresan un cambio real, sólo pequeñas variaciones debido a los efectos de los decimales en el conjunto”.
Aunque esto puede parecer una buena noticia, Salas es claro al enfatizar que “Alguno puede decir: «Al menos no empeoramos». Es un consuelo barato, desde mi punto de vista. En una región con años de democracia, apertura y estabilidad económica podría esperarse más. El estancamiento implica que no mejora la calidad de vida de millones de ciudadanos de América Latina”.
Por otro lado, Salas advierte que la situación de Brasil es mejor que la de su vecina Argentina. “En Brasil hay avances y escándalos. En la Argentina, sólo escándalos” sostiene y agrega: “en Brasil, hubo cambios de fondo importantes; en Argentina hace mucho que no veo algo positivo en materia de cambios para mejorar estructuralmente la corrupción”.
Finalmente, Chile y Uruguay, han mostrado durante estos 8 años una clara tendencia respecto a su percepción de corrupción. Vistos como países con instituciones más fuertes y una policía más confiable tienen ganado su posicionamiento.
A nivel global, los mejores evaluados, en el informe 2014 que incluyó 175 países y territorios de toso el mundo, fueron Dinamarca y Nueva Zelandia y mientras los peores fueron Corea del Norte y Somalía.