Los niños de cierta edad mienten todo el tiempo, escribe Jesse Singal en The Science of Us. ¿Cómo deben los padres lidiar con esto? ¿Cómo pueden los padres alentar a sus niños a ser más honestos?
Este nuevo estudio le ofrece un consejo a los padres: Si quieres que tus hijos sean honestos, no les digas que los vas a castigar cuando mienten.
En el estudio, 372 niños entre 4 y 8 anos participaron en un experimento en el que un juguete hacía un ruido y el niño tenía que adivinar que era sin verlo. Después de hacer esto un par de veces, la investigadora se retiraba de la oficina, dándole instrucciones al niño de no mirar el juguete mientras ella no estaba.
El 67.5% de niños miro el juguete apenas la investigadora se retiró. Los niños mayores tenían menos probabilidad de mirar el juguete pero más de mentir sobre haberlo hecho.
Cuando la investigadora volvía a la oficina, le decía un de seis cosas. Estas eran:
“Si miraste el juguete, no importa. No importa lo que pasó, no estoy molesta contigo.”
“Si miraste el juguete, no importa. No importa lo que pasó, no estoy molesta contigo. Si dices la verdad, voy a estar muy complacida contigo. Voy a ponerme feliz de que me has dicho la verdad.”
“Si miraste el juguete, no importa. No importa lo que pasó, no estoy molesta contigo. Es muy importante que digas la verdad porque decir la verdad es lo correcto cuando alguien ha hecho algo malo. Es muy importante decir la verdad”
En general, los niños que iban a ser castigados mintieron más.
“Si miraste el juguete, estarás en problemas. Aunque estaré molesta contigo, si dices la verdad estaré muy complacida. Me sentiré feliz si dices la verdad.”
“Si miraste el juguete, estarás en problemas. Aunque estaré molesta contigo, es importante decir la verdad porque decir la verdad es lo correcto cuando alguien ha hecho algo malo. Es muy importante decir la verdad”
En general, cuando el niño no pensaba que la investigadora estaba molesta y no lo alentaba, era honesto solo un poco más que el niño con el que la investigadora estaba molesta. El niño que recibía aliente interior (es bueno decir la verdad) y con el cual la investigadora no estaba molestaba decía la verdad mucho más que el niño que recibía aliento interior y con el cual estaba molesta. La misma correlación estaba presente en el aliente exterior, aunque no era tan grande.
Los niños reaccionan al estímulo de sus padres para ser más honestos cuando se les da una razón para decir la verdad. Cuando piensan que van a ser castigados, no dicen la verdad, porque admiten algo que va a ser desagradable para ellos.