Una encuesta de Gallup revela que la popularidad del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, se encuentra en una mejoría con respecto a los últimos meses para tener un 43% de aprobación, pero se mantiene por debajo de los presentado por la mayoría de sus predecesores en la Casa Blanca.
El primer presidente negro de los Estados Unidos se mantuvo el 2014 con un promedio de entre 40% y 45% de aceptación, con una mejoría importante en las últimas semanas gracias a los acotencimientos que la población estadounidense y la comunidad internacional señalaron como positivos.
Después de comenzar su gestió con un grado de popularidad muy alto, Obama se ha venido abajo pero al menos ha podido sostenerse en números mínimos para no entrar en pánico.
Una economía en franca recuperación con el fortalecimiento del dólar, el cambio en la política internacional con el fin del embargo a Cuba, y su voz de mando para manejar las protestas de Ferguson son algunos factores que han ayudado a Obama a aumentar el 40% de aceptación en el que había caído en meses pasados.
Sólo supera a George W. Bush
En comparación con presidentes recientes que tuvieron un segundo periodo al frente de la Casa Blanca, Barack Obama no queda muy bien ubicado. En realidad solamente supera a George W. Bush, quien en los primeros dos años de su segundo mandato se vio envuelto por muchas circunstancias negativas a nivel nacional e internacional.
Entre los últimos presidentes que tuvieron un segundo periodo en la presidencia estadounidense, el 67% de Bill Clinton es impresionante. Aún metido en problemas personales por el escándalo de Monica Lewinsky, el excelente estado económico tenía a la ciudadanía en buenos términos con el político demócrata.
Ronald Reagan y Dwight Eisenhower también presentan mejores números de popularidad que Barack Obama en momentos similares de sus segundos mandatos, por lo que el “Yes, we can” y la revolución prometida por el primer presidente negro en la historia estadounidense deberá hacerse fuerte en los próximos meses para mejorar una imagen que se ha visto deteriorada de forma constante, sobre todo considerando el 67% que tuvo en el inicio de su gestión.