El Banco Federal Alemán ha tenido un 2014 con muchas dudas y ha recibido críticas por la falta de información sobre el mayor cargamento de oro que tenía intención de recibir desde otros bancos de Nueva York, París y Londres y del cual no se tienen datos certeros hasta el momento.
“Cumpliremos con los plazos previstos”, anunció el Bundesbank hace unos meses, en medio de una turbulencia mediática por las dudas en torno al oro, que tiene a Alemania como la segunda mayor reserva del preciado metal a nivel mundial pero que despiertas incógnitas por no tenerlo en las arcas propias.
Alemania quiso traer nuevamente al país un total de 674 toneladas de oro que se encontraban en la Reserva Federal de Nueva York y el Banco Central de Francia en París, con el objetivo de tener la mitad de la reserva de oro en las bóvedas del Banco Federal Alemán en territorio germano para 2020.
Desde el Gobierno de Angela Merkel tuvieron que salir al paso de conjeturas periodísticas para asegurar que “objetivamente, no hay ninguna razón para desconfiar de Estados Unidos” y que todo marcha “según lo previsto”, pero sin dar cifras concretas sobre el estado actual del proceso.
Fue tanta la presión que el Bundesbank debió abrir sus puertas al público en una decisión histórica, para exhibir un lingote de oro de unos 400 000 euros para que cualquier ciudadano pudiera verlo e incluso tocarlo, como prueba de que todo marcha sobre ruedas.
Muchas dudas sobre el estado actual del oro
Fue en 2012 cuando el Tribunal de Cuentas de Alemania pidió la revisión de las reservas del país en el extranjero y desde entonces han sido muchas las incógnitas que se han quedado sin resolver. El Banco Federal anunció que para el 2013 debían ser devueltas 84 toneladas del oro al país pero sólo llegaron 34 toneladas.
Según autoridades del Banco Federal y otras autoridades de Alemania, la principal razón del retraso es que los lingotes de oro que se encuentran en Nueva York no tienen la forma alargada del estándar London Good Delivery (LGD) y deben adaptarse mediante una refundición para poder ser transportados. Sin embargo, no parece una excusa de mucho peso y no son pocos los alemanes que dudan sobre la postura del Bundesbank.