El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, parece haber quedado solo en su pelea contra los Estados Unidos y sufre un momento complicado por las sanciones internacionales y la caída del petróleo a nivel mundial, pero ha reaccionado fiel a su estilo: modificando leyes internas para ganar más poder y manejar la política nacional a su antojo.
Mientras los venezolanos pasan con alegría las fiestas de fin de año a pesar de las dificultades sociales que se vivieron en 2014, Maduro no descansa y ha fraguado un plan que le dará poder casi absoluto sobre los poderes ciudadanos y los tribunales electorales.
Una vez más, el presidente de Venezuela pasa por encima de la Constitución Bolivariana y pretende que su Gobierno central sea el que escoja a las personas para los puestos de Defensor del Pueblo, Contralor de la República y Fiscalía General. Además, quiere ejercer más influencia en el Tribunal Supremo (TSJ) y el Consejo Nacional Electoral (CNE) pensando en las elecciones parlamentarias de 2015.
Lejos de implementar soluciones para los crecientes problemas económicos debido al desplome de los precios del petróleo en los últimos meses y que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ignorara la postura venezolana de reducir la producción para el 2015, Maduro continúa la ejecución de su plan político en el plano nacional.
Venezuela vive una crisis económica severa por estos motivos, por lo que el Banco Central ha decidido aceptar monedas internacionales, piedras preciosas y metales como parte de la reserva, sin reportar los datos mensuales de inflación y aceptando préstamos internacionales sin importar las consecuencias a futuro.
Derrotas en política internacional
Nicolás Maduro también ha vivido fuertes reveses en la arena de la política internacional en los últimos meses. El levantamiento del embargo de Estados Unidos a Cuba con su inminente acercamiento puede resultar determinante para una Venezuela que se refugiaba en la isla del Caribe para muchas decisiones y movimientos.
Venezuela, junto con Bolivia, rompió la unidad en la Organización de Estados Americanos (OEA) en torno a la decisión histórica de Estados Unidos sobre Cuba y Maduro aún no sabe cómo reaccionar ante los planes de colaboración comercial y social de los otrora enemigos.
El presidente chavista ha tenido que reemplazar a varios funcionarios de Gobierno en puestos claves por los problemas suscitados, aunque muchos expertos apuntan a que el modelo social y económico del país no se sostiene si no tiene el bastión económico del petróleo.