El Banco Central Europeo finalmente ha aceptado que el 2015 trae consigo el riesgo claro de deflación para Europa y las autoridades del bloque político-económico del Viejo Continente ya exploran los pasos a seguir en caso de confirmarse el panorama en los próximos meses.
En una entrevista con el Borzen-Zeitung de Alemania, el jefe ejecutivo del Banco Central Europeo, Peter Praet, señaló sus preocupaciones por la deflación y las respuestas que pueden tener para intentar controlarla:
“Si tuviéramos algún margen de interés, entonces hubiéramos tomado la decisión unánime de cortar los intereses y si yo estuviera dispuesto a bajar los intereses de ser posible, entonces no me hubiera paralizado el hecho de que la única opción es comprar bonos soberanos. Los bonos de Gobierno son la única seguridad que tiene un determinado volumen de mercado. No hay mucho por comprar en el mercado de bonos corporativos y se concentra en un número más pequeño de países. Comprar bonos de bancos podría elevar las preocupaciones, porque también somos supervisores. En teoría, también podríamos comprar índices en los que no tendrías ningún control de la composición”.
La deflación es la caída de los precios de bienes y servicios de la canasta familiar de un país, por lo general provocada por la reducción de la demanda y con graves consecuencias para la economía local, incluso más profundas que las creadas por la inflación.
A diferencia de las autoridades del Bundesbank, que declaran que la caída del petróleo a nivel internacional no afectará demasiado a las economías europeas, Praet señala que puede fomentarse un fenómeno peligroso a nivel económico y político: “El aumento del populismo debe ser un llamado para reaccionar. Los partidos populistas en algunos países prometen soluciones rápidas, que sólo son recetas para el desastre“.
Una de las salidas que los expertos proyectan en caso de una deflación profunda en la Unión Europea es la colaboración de los países más fuertes del bloque para “sostener” a aquellos cuyas economías pueden verse afectadas por la situación, algo en lo que el Banco Central Europeo parece estar trabajando, aunque habrá que medir el grado de receptibilidad que tendrá en las grandes potencias de la región.