Volviendo a una idea de su campaña electoral, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, ha anunciado su intención de impulsar una nueva ley de medios que evite la concentración de poder y ponga en su lugar a los oligopolios que dominan el panorama informativo del país.
El Ministro de Comunicación confirmó el deseo de Dilma Rousseff y dejó abierta la puerta para un debate para fijar la postura del Ejecutivo, que tendrá que convencer a un Legislativo que no parece demasiado propenso a darle el sí en un proyecto de esta magnitud, con intereses económicos profundos que podrían ser trastocados.
“Control de contenido es cosa de las dictaduras. La regulación económica sólo impide que relaciones de oligopolio se instalen. La concentración de poder económico difícilmente lleva a relaciones democráticas“, comentó la presidenta brasileña ante una consulta sobre el tema.
Algunos sectores señalan que la intención de Dilma Rousseff nace desde un sentimiento de revancha contra algunos medios que pasaron de la crítica a la burla a lo largo del 2014 conforme el escándalo de Petrobras llegaba a las portadas del mundo y los problemas sociales se hacían eco con una economía desbalanceada en el gigante sudamericano.
Iniciativas similares en Venezuela y Argentina
Dilmas Rousseff sigue el camino labrado por otros mandatarios de izquierda en el continente americano, ya que Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela y Cristina Fernández en Argentina han promulgado regulaciones similares para luchar contra la concentración de poder en los medios de comunicación.
Las concesiones de licencia para frenar el fortalecimiento del opositor Grupo Clarín es una de las batallas más desgastantes de la presidenta argentina, mientras el territorio venezolano el Gobierno tuvo una posición bastante más arbitraria, reservándose el derecho de sancionar, censurar e incluso clausurar medios que “incitaran al odio”.
El plan de Dilma Rousseff no es sorpresivo, ya que desde su campaña electoral habló de la intención de pelear contra la concentración de poder en los medios y, aunque actualmente la Constitución Brasileña cuenta con un apartado que trata el tema del monopolio, la presidenta quiere tener una regulación más firme, que permita una ejecución clara con sanciones más fuertes para el futuro cercano.