Japón es un país que basa parte de su economía y mucho de su gastronomía en la pesca, por lo que no extraña que una tradicional subasta de Tokio haya alcanzado los 37 000 dólares para el primer atún del 2015. Aún así, la cifra se queda corta con los 1.7 millones de dólares pagados por el primer pescado de hace dos años, pagados por el mismo comprador.
El mercado Tsujiki es reconocido a nivel mundial por sus excelentes productos marítimos y su subasta de atunes, que alcanza su grado más comercial y emblemático en los primeros días de cada año con compras que establecen récords en cada ofrecimiento.
Cerca del río Sumida, este mercado realiza una gran gala en forma de competencia a la que llegan compradores poderosos de muchas partes de Japón, entre los cuales sobresalen dueños de hoteles, chef renombrados y aficionados de la pesca, con tal de conseguir ese primer pescado del año.
La subasta de 2015 dejó sabor a poco, ya que el atún de más de 400 libras fue vendido “solamente” en 37 000 dólares, lejos de los 1.7 millones que se pagaron en 2013 y de los 736 000 dólares de 2012. Sin embargo, la tendencia se mantuvo a la baja después de que el año pasado el precio haya quedado en 70 000 dólares.
First #Bluefin Tuna of 2015 Sells for Bargain Price of $37,500 at #Tsukiji Market | http://t.co/LdTqWeyFT5 pic.twitter.com/SbTwrFupqH
— Ret Talbot (@RetTalbot) January 6, 2015
En estas ocasión, al igual que en años anteriores, el propietario de una cadena de restaurantes de sushi Kiyoshi Kimura resultó ganador del pescado más caro en el mercado Tsujiki y se especula que la caída de los precios tiene que ver con la falta de competencia en la puja y no con la producción de atún que ha crecido en los últimos meses, como indicaron algunos medios locales.
Polémica y protestas por las subastas
Los atunes conocidos como “bluefin” son poco comunes y viven en cantidades limitadas, por lo que su venta al público resulta poco agradable para muchos grupos activistas. De hecho, son tan raros que el mercado Tsujiki es uno de los pocos lugares de Japón en los que se encuentran habitualmente disponibles para los compradores.
Además del elemento ecológico, otro aspecto que genera controversia son las grandes cantidades de dinero que se pagan por productos que no alcanzarían esos precios en condiciones normales, lo que lleva a acaloradas discusiones y protestas de parte de grupos conservadores japoneses.