Mientras el presidente de la empresa japonesa afirma que los hackers son unos criminales pero evita relacionar la situación con el Gobierno de Corea del Norte, desde las autoridades estadounidenses aseguran que el ataque a Sony corresponde a un plan elaborado con anticipación y alevosía para enviar una alerta internacional por parte del régimen asiático.
El escándalo por el ataque a Sony y las amenazas por el lanzamiento de la película “The Interview”, sigue dando de qué hablar en diversas partes del mundo y el Gobierno de Estados Unidos mantiene su postura de señalar a Corea del Norte como responsable principal.
Las diferentes agencias de seguridad afirman que el régimen norcoreano contrató a expertos tecnológicos internacionales que se hicieron llamar “Guardians of Peace” (Guardianes de la Paz) para efectuar el ataque cibernético y hacer llegar las amenazas que retrasaron el lanzamiento oficial y la disponibilidad de la película en territorio estadounidense.
El Director de Inteligencia, James Clapper, habló sobre el ataque a Sony y la teoría que manejan las autoridades estadounidenses sobre Corea del Norte:
“Fue un ataque mortalmente serio contra Estados Unidos. Son serios cuando quieren defender al Líder Supremo. Lo seguirán haciendo una y otra vez y nosotros responderemos. Creen que están bajo mucha presión de todos los sectores y nos tratan de pintar como un enemigo que está a punto de invadir su país, pero es la misma propaganda que se ha mantenido en Corea del Norte durante los últimos 60 años”.
Por su parte, el presidente de Sony, el japonés Kazuo Hirai, destacó que el hackeo se trata del peor ataque recibido en las últimas décadas, aunque no quiso entrar en polémicas ni confirmar o descartar si en la compañía creen que Corea del Norte llevó a cabo el trabajo:
Tanto los antiguos empleados de Sony Pictures Entertainment, como los actuales fueron desafortunadamente las víctimas de uno de los ciberataques más despiadados y mezquinos que hayamos conocido en la historia reciente.
The Interview muestra cómo la CIA planea el asesinato del líder norcoreano, a lo que el régimen ha respondido con furia calificando la película como un acto de guerra y amenazando con responder ante la provocación.