Parecía un sistema revolucionario de pagos y cobros virtuales, pero lo cierto es que la moneda virtual bitcoin no ha sido tan exitosa como se preveía y no sólo por que su precio ha caído más de un 15% en apenas dos sesiones contra el dólar (y un 30% en un mes), sino porque ha vuelto a sufrir un nuevo golpe a su credibilidad.
Hace unos días, BitStamp, que se dedicaba a operar en el mercado de bitcoin y a custodiar las posiciones de sus inversores anunció el cierre temporal de su servicio que ha sido levantado hoy, un hecho por el que la compañía perdió algo menos de 19.000 bitcoins, que al cambio a moneda real supondría unos 5 millones de dólares.
La credibilidad en entredicho
La compañía, asimismo, sufrió un ataque informático con el que los hackers consiguieron robar esta cantidad de activos que la compañía ha dicho que repondrá con sus propias reservas y no causarán ningún tipo de pérdidas a sus clientes. Pero, claro está, esta noticia ha vuelto a suponer un duro golpe contra la credibilidad del bitcoin.
Así, se podría decir que el bitcoin ya no es lo que era, porque, aunque cada vez es más popular, lo que sí está claro es que, tras este descenso en su cotización, no se va a convertir en una moneda global que provoque temblores en la banca actual.
Esta bajada del bitcoin ha sido un efecto dominó, ya que los que minan bitcoins no ganan dinero haciéndolo, por lo que venden inmediatamente toda la moneda que generan y eso hace que su valor baje todavía más.
Futuro en el ciberespacio
Lo que está claro es que, el bitcoin será una moneda con futuro en el ciberespacio, ideal para aquellos que quieran enviar dinero de un país a otro sin pagar a bancos, ya que sería extraño que alguien confiara en una moneda cuyo valor fluctúa de forma tan dramática, como se ha podido comprobar en los últimos días.
También, otra de las dudas que se plantea con el bitcoin es su nivel de seguridad. Pues bien, respecto a este tema, lo que se podría es afirmar, con rotundidad, que el bitcoin es seguro, ya que, de momento, no ha tenido que lamentar ningún ataque a su funcionamiento habitual; aunque, el problema reside en las casas de cambio, que se encargan de gestionar la compraventa y la custodia del dinero de los inversores y son estas empresas, las que han demostrado sus dificultades para hacer frente a ataques informáticos.