Lo único que no está considerado son los autos que vuelan. El resto, todo lo que antaño parecía ciencia ficción hoy lo están pensando para estas urbes que por primera vez se construyen pensadas cuidadosamente para ser lo más “inteligente” posible.
Acceso a lugares con control biométrico, autos que buscan estacionamiento, servicio de correos y encomiendas automático, telepresencia, publicidad que cambia en tiempo real; sensores de temperatura, humedad, energía, flujo de tráfico, etc. En fin, se puede dejar volar la imaginación y ya casi nada parece irreal.
La definición exacta de “ciudad inteligente” no está clara. Sustentables, ecológicas, informadas, conectadas, seguras, limpias, digitales, competitivas. La lista de atributos tentativos puede ser tan larga como creativa. Actualmente decenas de ciudades en el mundo están trabajando por mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. Haciendo algunas modificaciones tecnológicas ellas han tomado el título de “ciudades inteligentes”. De hecho, el Primer Ministro Indio, Narendra Modi, anunció este año que hará un ranking de las 100 urbes inteligentes de su país y advirtió que “van a tener que competir por ganar esa etiqueta”.
También existen distintos listados de las ciudades más inteligentes del mundo, uno de los más respetados es el de la Escuela de Negocio del IESE en España, que en su versión 2014 definió que el primer lugar era para Tokio y la seguían: Londres, Nueva York, Zúrich y París.

Sin embargo, ninguna de esas ciudades ha sido concebida desde su origen como “inteligente”. Esa es la diferencia. En Corea del Sur, por ejemplo, el proyecto de construir la ciudad de Nueva Songdo nació en 2001. Entonces, según cuenta el diario Argentino El Clarín, no había espacio disponible y fue necesario ganarle terreno al Mar Amarillo para proyectar los 53km2 que ocupará esta urbe de cerca de 40 mil millones de dólares que se espera sea inaugurada este año, con una capacidad para albergar a 500 mil personas. Al menos así lo pensó el estudio Kohn Pedersen Fox cuando realizó el plan maestro.
En esta línea, la Nueva Songdo tendrá algunas características particulares. El acceso a los lugares se hará con control biométrico de los habitantes. Las casas, oficinas y otros edificios estarán conectados a través de un sistema de videoconferencia llamado “telepresencia”. El servicio de correos y encomiendas estará automatizado. La basura será recolectada por un sistema subterráneo desde las casas y enviada a una planta procesadora sustentable. Sensores ubicados en distintas partes de la ciudad monitorearán la temperatura, uso de energía y flujo de tráfico. Ello aunque como medio de transporte, se incentivará el uso de la bicicleta y la caminata. Además, la publicidad en la vía pública se irá adaptando en tiempo real en base a los cambios en la composición demográfica de la audiencia.
La segunda ciudad, es la de Masdar, ubicada en los Emiratos Árabes Unidos. Fue concebida desde sus orígenes como especialmente ecológica y con un sistema de energía eólica que mantendrá fresca la temperatura de la ciudad. Con un costo estimado de 20 mil millones de dólares, Masdar está siendo construida para 40 mil habitantes, pero estará preparada para recibir a 50 mil personas más que se estima llegarán cada día a trabajar ahí. Ninguna de ellas necesitará automóvil, ya que el proyecto incluye un sistema de transporte absolutamente eléctrico que recorrerá toda la ciudad. Los creadores del plan maestro, los británicos Foster + Partners, habrían incluido toda la tecnología y sustentabilidad esperada. Sin embargo, su preocupación central estuvo en el espacio público.
La tercera “ciudad inteligente” está en Portugal. Diseñada por la compañía suiza Living PlanIT y con un costo estimado de 19 mil millones de dólares según indica citylab.com, esta ciudad tendrá cerca de 100 millones de sensores que enviarán información en tiempo real a un Sistema Operativo Urbano patentado y diseñado para mantener todo lo más eficiente posible. La ciudad, que podrá albergar a 225 mil habitantes, será capaz de regular el uso de la energía, los controles de acceso a los lugares, el ocio y el entretenimiento. El aire acondicionado se apagará cuando la habitación está vacía, los departamentos serán capaces de alertar a los bomberos en caso de emergencia y los autos ubicarán los espacios disponibles para estacionar.
Finalmente, y aunque aún no está en construcción, es interesante destacar el esfuerzo futurista de la japonesa Shimizu Corp por crear la primera ciudad submarina. Esta idea, según cuenta The Guardian, incluye hoteles, comercio y viviendas en un proyecto que albergaría a 5 mil personas, avaluado en 24 mil millones de dólares y que tomaría su energía del fondo del mar.
En medio de tanta “inteligencia” uno de los críticos más interesantes es el urbanista inglés Adam Greenfield quien en su libro “Contra la ciudad inteligente”, sostiene que no se puede dejar pasar que estas propuestas son un negocio que ha sido diseñado por una empresa y no una ciudad pensada por urbanistas o entidades públicas. Habrá que ver entonces si pueden responder a los problemas de la vida moderna.