Un nuevo examen para determinar si los pacientes ancianos van a morir en el espacio de 30 días ha sido desarrollado por doctores para darles la oportunidad de volver a casa, escribe Sarah Knapton en The Telegraph.
El examen mira 29 indicadores de la salud, incluyendo la edad, la fragilidad, la enfermedad, la habilidad cognitiva, las admisiones de emergencia antecedentes y el ritmo cardíaco y produce un porcentaje de la probabilidad de la muerte entre un mes y 12 semanas.
Los investigadores dicen que la idea es empezar discusiones francas sobre la salud al final de la vida y minimizar el riesgo de tratamiento inefectivo e invasivo.
Retardar la muerte inevitable contribuye a costos de la salud. Aunque estas intervenciones no son ideales para todos, ya que pueden influenciar lo que pasa con un paciente, el duelo de la familia y pueden causarle frustraciones a los profesionales de la salud.
Los investigadores dicen que los médicos y las enfermeras pueden recibir una gran ayuda de este examen, sobre todo cuando están bajo muchísima presión de la sociedad y los miembros de familia para mantener a un paciente vivo sin importar el costo.
La mayoría de pacientes mueren en un hospital, pero preferirían morir en su casa.
Al darle a la familia y a los pacientes algunas opciones sobre el sitio preferido de muerte, el examen tambien podria identificar cuáles ancianos prefieren irse a casa y cuáles se deben quedar en el hospital.