Aunque los aficionados y los analistas más románticos quieren creer que el objetivo del fútbol es coleccionar la mayor cantidad de títulos, copas y premios en la trayectoria individual o colectiva, en las salas de Junta Directiva el éxito se mide con otros indicadores: los económicos.
La UEFA Champions League y las Copas del Mundo de la FIFA son modelos de torneos en el que los clubes y las selecciones obtienen ganancias económicas que van de la mano con sus actuaciones deportivas, haciendo que el objetivo del fútbol sea un camino de dos vías hacia lo más alto.
Danny Blanchflower, famoso jugador del Tottenham en la década de los ’60, aseguró que “el objetivo del fútbol no es acumular trofeos sino alcanzar la gloria”. La frase ha quedado para la posteridad pero no necesariamente refleja lo que pasa por las mentes de los ejecutivos de los equipos que salen a jugar semana a semana ante sus aficionados.
Si bien los clubes tienen como meta luchar por todos los trofeos disponibles cada año y eso representa un impulso económico importante para sus arcas por mayores ganancias, los planes se trazan de forma paralela para aprovechar el mercado sin importar los resultados conseguidos.
El curioso caso de la FA Cup inglesa
Pero si se trata de ejemplificar, The Economist pone sobre la superficie el modelo de la FA Cup, el torneo más antiguo del mundo y en el que participan cientos de equipos de todas las divisionales inglesas. El formato deportivo le da la posibilidad a los equipos menos poderosos de consumar enormes sorpresas al jugar en su campo contra los más fuertes, aunque el formato económico deja abierta una mejor opción.
Cambridge United enfrentó al Manchester United en su estadio de 9.000 espectadores, empató y forzó un juego de desempate a disputarse en Old Trafford, la sede de su rival. Pero como las taquillas se reparten 50-50 para cada equipo, Cambridge podrá recibir más de 1 millón de dólares que le servirán de mucho para diferentes proyectos.
En este caso, empatar fue más importante que ganar desde el punto de vista financiero y la estabilidad del equipo para los próximos años pensando en expandir sus horizontes. Por supuesto, ganar le hubiera dado un prestigio y una satisfacción sin precedentes. Era la gloria. Pero el objetivo del fútbol para muchos es el dinero y la celebración no se hizo esperar.