Más de 1.300 millones de ciudadanos chinos celebran esta medianoche, dentro de unas horas, el nuevo año, coincidiendo con el inicio del año lunar. El gigante asiático deja atrás el año del caballo y da la bienvenida al año de la cabra, o de la oveja, según cada representación del carácter ‘yang’.
Cada año nuevo, los chinos se obsesionan con conocer su futuro, y acuden a videntes para saber qué les depararán los próximos doce meses. Además de eso, cada año lleva de por si asociadas distintas características.
Por ejemplo, los nacidos durante el año de la cabra, serán dóciles y pasivos, ya que la cabra representa la paz y la amabilidad.
Por ello, millares de ciudadanos se han apresurado a tener a sus retoños antes del cambio de año, ya que temen que los nacidos este próximo año no podrán llegar a ser líderes.
Pero además del animal, también importa con cual de los cinco elementos de la Tierra se combina, y en esta ocasión la cabra se conjunta con la madera, que frena la virulencia del elemento tierra. Por ello, los astrólogos chinos creen que este será un año menos convulso que 2014.
Las predicciones de los astrólogos y maestros del feng shui concuerdan con las previsiones del Fondo Monetario Internacional, que pronosticó que 2015 será un año sin crisis drásticas, aunque también aseguró que China verá ralentizado su vigoroso crecimiento económico.
A pesar de ello, la sombra de duda planea sobre el planeta, ya que resulta que en los dos últimos años de la cabra, en 1991 y en 2003, dieron inicio respectivamente las guerras en Kuwait y en Irak. Y no podemos olvidar la amenaza que se cierne de nuevo sobre la región con la presencia del Estado Islámico.