No importa si duermes ocho o diez horas. Si sigues despierto cuando todos duermen ya tienes un problema y seguro van a llegar otros.
Las personas que no logran conciliar el sueño hasta tarde en la noche tienen mayor riesgo de desarrollar diabetes, síndrome metabólico y pérdida de masa muscular. Ello, incluso si logran dormir la misma cantidad de horas que un madrugador.
Así lo demuestra un estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad de Corea, que fue publicado este mes por el Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism.
En él, la doctora Nan Hee Kim y su equipo examinaron los hábitos de sueño de 1.620 participantes, con edades de entre 47 y 59 años. Los sometieron a intensos cuestionarios respecto a su ciclo y calidad de sueño, y estilo de vida. Además se les tomaron exámenes de sangre para evaluar su metabolismo y scanner para medir la grasa y músculo corporal.
Los resultados mostraron que 95 de los entrevistados corresponden a lo que ellos llaman cronotipos nocturnos o “búhos”, es decir quienes se mantienen despiertos hasta tarde. Entre las características compartidas por este grupo se encontró que están más presentes entre personas más jóvenes, sin embargo, tienen un riesgo mayor a su salud porque tienen más grasa corporal y más triglicéridos en la sangre. Este grupo es también más propenso a tener sarcopenia, una condición en la que el cuerpo pierde gradualmente masa muscular.
Además, el estudio mostró que las mujeres noctámbulas tienden a presentar más grasa en el vientre y un gran riesgo de padecer de síndrome metabólico, el cual aumenta el riesgo de enfermedad cardiaca, accidente cerebrovascular y diabetes.
“Esto se debería a que los noctámbulos tienden a tener peor calidad de sueño y a tener comportamientos malsanos como fumar, comer tarde en la noche y llevar un estilo de vida sedentario”, explicó Nan Hee Kim
“El problema es que quienes siguen despiertos hasta tarde ven televisión, usan el computador, comen si les da hambre y no hacen ejercicio, porque a esa hora nadie lo hace”, explicó la doctora Julia Santin, directora del Centro Médico del Sueño UC al diario El Mercurio de Chile, y continuó: “además se levantan tarde y como están atrasados, muchas veces no toman desayuno y después comen en abundancia en la noche, todo lo cual perpetúa el problema”.
Finalmente la especialista advirtió que “si bien hay una predisposición genética a ser “búho”, también hay hábitos de la persona que agravan esto”.
En el otro extremo, están quienes se van a dormir temprano. Ellos representan casi un tercio del grupo investigado y fueron denominados cronotipos de mañana o “alondras”. Todo el resto de los encuestados se ubicó en algún punto medio entre unos y otros.