La alarmante situación financiera de Venezuela y la postura del presidente Nicolás Maduro de tomar decisiones para aferrarse al poder en lugar de buscar soluciones viables, pone al país al borde de una crisis de refugiados por la falta de alimentos y una inestabilidad inusitada.
La inflación en Venezuela llegará a un 720% este año, con un incremento de 275% en comparación al año pasado, por lo que los ciudadanos ya no tienen el poder adquisitivo de otras épocas y, aunque lo tuvieran, tampoco hay productos disponibles.
Según un editorial de El Mercurio de Chile, la crisis económica provocada por las dificultades políticas y la caída del petróleo pasará a convertirse en un problema humanitario. Es decir, una crisis de refugiados.
“Maduro culpa a una guerra económica supuestamente creada por el sector privado, las corporaciones internacionales y los pocos medios independientes que quedan. Si a Maduro le importara la gente, aceptaría entrar en impago de deudas para recibir ayuda internacional de alimentos y medicina. Pero prefiere rogarle a China que le dé más dinero para pagar deudas y que la gente siga sufriendo”.
América Latina debe tomar cartas en el asunto
La situación es tan complicada en Venezuela que el continente tendrá que actuar, aunque por interés propio, dice Claudio Lomnitz de La Jornada de México en torno a una potencial crisis de refugiados. “Venezuela va camino a convertirse en un estado fallido… Si no ayudamos a Venezuela ahora, decenas de miles de venezolanos buscarán asilo en Colombia o Brasil”, afirma.
El periódico venezolano El Nacional se pregunta por qué los vecinos no denuncian “la locura de Maduro” por el control de los medios y su intención de aferrarse al poder pese a los resultados adversos de su partido en las últimas elecciones. “Venezuela no pueda considerarse una democracia. Pero como los izquierdistas de América Latina siguen la premisa de Fidel Castro de nunca decir nada contra la revolución, nuestros vecinos son cómplices silenciosos de nuestra destrucción”.