El correo electrónico, esa forma tan maravillosa de comunicarse.
Tanto es así que los profesionales de la comunicación no pueden vivir sin ésta herramienta. Pero el uso diario y la rapidez con la que pretende llegar a sus destinatarios lo pueden llevar a errores que mancharán su nombre:
1. Olvidar el archivo adjunto
Seguro que muchas veces ha agradecido a Outlook y Gmail por la notificación que indica que está a punto de enviar un correo electrónico sin adjuntar el archivo. Nathan Rajiv, orientador profesional, recuerda sus múltiples intentos de mejorar en éste aspecto -cuando no existían notificaciones- que lo llevaban a enviar hasta dos (o tres) correos electrónicos al destinatario llegando incluso a colocar un post-it en la pantalla de su ordenador para recordar revisar este punto.
2. Andarse por las ramas
El respeto por el tiempo del destinatario debe ser primordial pues una persona que en principio podría estar dispuesta a escucharle puede acabar odiándolo. Y es que, a muchas personas les cuesta “decir lo que tienen que decir” sin más. Para evitar ésto, siempre trate de expresar sus ideas con claridad sin caer en el bucle de la imprecisión.
3. Escribir incorrectamente el nombre del destinatario
Existen nombres que suelen tener más de una opción. Pero ¿Cuanto tarda el remitente en comprobar correctamente el nombre del destinatario? Unos segundos, instantes que le llevarán a caerle bien o mal a la persona que le está leyendo. Éste pequeño error dice mucho sobre nosotros y nuestra capacidad de atención.