La cita deportiva mundial comenzará el 5 de agosto en Río de Janeiro pero el mundo observa con atención a un país que se encuentra en una encrucijada política, social y económica a pocas semanas del gran evento.
Las preocupaciones están a la orden del día pensando si Brasil será capaz de albergar con éxito los Juegos Olímpicos, con el Comité Olímpico Internacional siguiendo de cerca el día a día en el país sudamericano.
“Una inestabilidad política se ha expandido, con protestas violentas. El país está en medio de su peor recesión de los últimos 25 años. Un escándalo de corrupción masiva en las empresas más grandes ha tocado a muchos ejecutivos y políticos. A eso hay que agregarle el mortal virus Zika y con eso tienes un país en crisis”, asegura un artículo de CNN Money.
Al igual que para el Mundial de la FIFA en 2014, otra pregunta que ronda el ambiente es si las instalaciones deportivas estarán listas dadas las circunstancias políticas de Brasil.
“Nadie dice que los Juegos Olímpicos se cancelarán. Pero podría haber más protestas violentas, existe una advertencia contra las mujeres embarazadas para que no viajen a Brasil y nadie sabe quién será el presidente en agosto”, recuerda la publicación.
La economía brasileña ha cambiado
Cuando Río de Janeiro ganó la postulación para los Juegos Olímpicos en 2009, Brasil vivía una realidad distinta, pero ahora se encuentra en una batalla social, económica y política con serios desafíos en el horizonte.
Inestabilidad política y corrupción
La presidenta Dilma Rousseff nombró al ex jefe de gobierno Ignacio Lula da Silva como “Ministro de la Casa Civil” para otorgarle inmunidad en medio de una serie de investigaciones y cargos en su contra, lo que desató protestas en todo el país. Todo a pocas semanas de los Juegos Olímpicos. “Se suponía que sería una fiesta. Será una fiesta venida a menos”, afirman en Brasil.