Muhammed Faris fue el primer astronauta árabe que llegó al espacio de la mano de los soviéticos en la estación Mir y, después de verse obligado a trabajar para el ejército de su país, huyó junto su familia hacia Turquía como miles de refugiados.
“Esos 7 días, 23 horas y 5 minutos cambiaron mi vida. Cuando ves el mundo entero a través de tu ventana, no existen ellos y nosotros, no hay política que valga”, comenta Faris sobre su experiencia como el primer cosmonauta de Siria.
Faris viajó a través de la frontera turca con su familia una vez que las protestas de 2011 se convirtieron en guerra civil y actualmente se encuentra en Estambul.
“Sus antiguos colegas y amigos en Rusia le han ofrecido ayuda pero muestra su disgusto con la idea de pedir asilo allí ya que los rusos de Putin son asesinos y criminales”, asegura el artículo de The Guardian.
También ha recibido ofertas de organizaciones no gubernamentales europeas para conseguir asilo en otra parte pero cree que solo quieren utilizarlo como “el cosmonauta de Siria” por razones políticas.
Del espacio al ejército sirio
Al regresar de la misión, Faris fue recibido con honores en Siria, con una calle, una escuela y un aeropuerto bautizados en su nombre, pero su petición de fundar un instituto espacial fue descartada por el gobierno y en su lugar tuvo que unirse al ejército.
Hoy en día, varios de sus antiguos estudiantes son líderes militares y Faris cree que todo se trata de una manipulación orquestada en la región.