Pese a las intenciones por mejorar el comercio y la manufactura, Estados Unidos mira a futuro con mucho énfasis en las empresas tecnológicos y miles de trabajadores no están preparados para insertarse en ese mercado.
Un artículo de National Review dice que el problema de la clase trabajadora blanca de los estadounidenses son ellos mismos por no querer reubicarse en otras ciudades que sí ofrecen empleos y mejores condiciones.
Eso sí, el autor reconoce que dejar atrás la vida conocida hasta ahora no es fácil para ninguna persona y esa decisión conlleva mucho coraje.
Para nada de acuerdo está William Falk de The Week, señalando que el problema es más profundo, especialmente en las ciudades del cinturón industrial del noreste.
“Si tu única calificación es el deseo de trabajar fuerte, puede que termines obteniendo 20.000 dólares al año en Hardee’s o Walmart, en lugar de 80.000 dólares en una planta. Entonces, ¿qué puede hacer nuestro país por aquellos estadounidenses que el mercado libre ya no valora? Hasta ahora, los candidatos presidenciales ofrecen nada más que curitas y cosas sin sentido”.
La solución no es tan sencilla
Aunque Donald Trump y otros candidatos prometen mejorar la salud de las industrias, la realidad indica otra cosa.
“Seamos realistas: no todos pueden ir a la universidad, convertirse en programadores o ingenieros o mudarse y encontrar un trabajo en una ciudad grande. Podemos condenar a los que no pueden, enviarles cheques constantemente y alimentar sus resentimientos por un montón de votos. Pero los estadounidenses perdidos seguirán allí”.