Mientras que estás leyendo este artículo probablemente también tienes tu ‘smartphone’ al lado, y Facebook abierto. Quizá te llega un mensaje con una foto que (por supuesto) tienes que compartir y después un video que te hace sentir curioso de buscar más información en Wikipedia. ¿Te suena? Esto es lo que Internet está haciendo con nuestros cerebros:
Para entender esto mejor debemos trasladarnos a la época prehistórica donde saber más de tu alrededor te permitía predecir mejor aquello que podía suceder. De este modo actuamos, nos movemos y desarrollamos la dopamina: neurotransmisor que se encuentra en nuestro cerebro y que es especialmente importante para la función motora del organismo
Actualmente nuestro cerebro continúa siendo el mismo pero con la diferencia de que tenemos Internet que es una fuente interminable de información. Esto provoca una insaciable sed de conocimiento infinito que si no sabemos frenar nos hace tener niveles extremos de dopamina y con lo cual, nos sentimos ansiosos.
Esta actitud genera un comportamiento casi “obsesivo compulsivo” de estar constantemente comprobando nuestro ‘smartphone’ y redes sociales para saber si ha pasado algo importante mientras estabas ‘distraido’ con la vida offline.
Ten cuidado, es más peligroso de lo que piensas
Internet elimina la capacidad de almacenar información o como el término anglosajón indica “memory consolidation”, es decir, consolidación de la memoria.
De ahí que los individuos nacidos en la era de Internet cada vez tengan una memoria más corta porque mientras están prestando atención a algo de repente, otra cosa rompe la concentración.