Ante los últimos acontecimientos y la preocupación por el foco de extremismo islámico que significa Molenbeek, las autoridades belgas están preocupadas por la vulnerabilidad y las condiciones del país para recibir, acomodar y potenciar a los terroristas.
En los últimos días, la polcía belga ha realizado allanamientos y búsquedas concretas para capturar a los sospechosos de los actos terroristas de Bruselas y París, causando caos y tiroteos en el proceso.
“Parece un problema nacional. Necesitamos más integración de los inmigrantes musulmanes. En un estado crónicamente fracturado como Bélgica, ¿con quiénes deben integrarse? ¿Con los flamencos que hablan holandés? ¿Con los valones francófonos? ¿Con la ciudad de Bruselas? ¿Cómo podemos esperar que los recién llegados sepan lo que significa ser un belga si nuestros propios ciudadanos no lo saben?“, se pregunta Gilles Kepel de Le Soir.
Divisiones internas y poca integración
Roberto Bongiorni de Il Sole 24 Ore de Milán asegura que las políticas contra terroristas se ven afectadas por el “apartheid lingüístico y cultural” que separa a los flamencos, los valones y la comunidad germana de las fronteras del este, con varias regiones reclamando igualdad de opiniones en las políticas nacionales de seguridad.
Débil sistema de defensa e inteligencia
Los servicios de inteligencia de Bélgica no son de lo mejor que existe en Europa debido a la falta de experiencia, conocimiento y financiamiento, por lo que se ha vuelto sencillo para los terroristas ingresar al territorio y desde allí rubricar planes a nivel local y hacia otros países.