El panorama socio-económico ha cambiado en Estados Unidos con miles de empleos que han desaparecido y la clase trabajadora es la que ha sufrido, aunque algunos conservadores pretenden culpar a los propios ciudadanos por la difícil situación y Donald Trump aprovecha la coyuntura para escalar su popularidad.
“Decenas de millones de personas no sufren un colapso de valores sin razón aparente”, avisa Paul Krugman en un artículo para The New York Times sobre la postura de los republicanos y el problema de los empleos perdidos en la industria de manufactura en los últimos años.
El panorama es complicado en la región de Rust Belt, que históricamente fue el centro de las fábricas estadounidenses y ahora ha visto cómo la clase obrera ha perdido fuerza por la influencia del comercio internacional, llevando a miles de personas a utilizar ayudas sociales, mutliplicando la influencia de vicios y provocando desintegración familiar.
“Los problemas de la comunidad negra estadounidense están conectados con la falta de oportunidades económicas y algo similar está sucediendo con los blancos de las zonas rurales”, asegura Krugman.
Las palabras de Krugman llegan como respuesta a una dura columna de opinión de Kevin Williamson y la postura de varios comentaristas que afirman que la situación de la industria manufacturera estadounidense es inevitable y que fueron los ciudadanos los que no pudieron evitar este presente.
Donald Trump conoce esta realidad
En este panorama, aparece Donald Trump para aprovechar el enojo de la clase obrera.
“La élite republicana no puede admitir esta situación de la economía y están culpando a los votantes que no quieren creer la razón del declive moral. Y después se preguntan por qué Donald Trump le está ganando“.