La Convención Nacional Republicana podría ser apenas la segunda convención “abierta” o “rota” desde 1970, con el peligro de convertirse en un caos por los ánimos enarbolados entre los seguidores de Donald Trump y el resto del GOP.
Un artículo de The Week destaca las similitudes con la convención demócrata de 21924, que puede servir como referencia: “En 1924. los demócratas estaban aún más divididos que el GOP actualmente. Uno de los candidatos principales, William McAdoo, tenía el apoyo del Ku Klux Klan. El otro, Al Smith, representaba el extremo anti-KKK. Realizada en el calor del Madison Square Garden antes de que se instalara el aire acondicionado, la convención fue un caos. 19 candidatos fueron votados en la primera vuelta y ni McAdoo ni Smith llegaron a consolidar suficientes delegados para ganar. El proceso siguió en medio de peleas y gritos en el lugar”.
La publicación recuerda que todo terminó 10 días después de iniciada la convención, con la victoria del consgresista John W. Davis, quien fue aplastado por el presidente Calvin Coolidge en las elecciones nacionales.
Si finalmente la convención republicana de este año termina siendo contestada o abierta, es importante tomar en cuenta lo siguiente:
¿Por qué una convención es contestada?
Cuando los candidatos no convencen a la mayoría de delegados, se dan nuevas rondas de votaciones y las campañas tratan de conseguir delegados en medio de un caos que a veces llega a enfrentamientos acalorados.
La rareza de una convención abierta
Que no haya un candidato confirmado en las primeras de cambio es un evento poco común. Desde 1970, solo sucedió una vez: la convención republicana de 1976. Finalmente, Gerald Ford derrotó a Ronald Reagan en la segunda ronda de votaciones de delegados. Es decir, no ameritó más vueltas, algo que sí podría suceder este año.
El proceso de elegir a los delegados
Los candidatos solo escogen a una cuarta parte de los delegados. El resto (44 de 56) los eligen las convenciones estatales o los comités conformados por activistas, voluntarios y autoridades locales. Entre la figura de Trump y la crisis de identidad del Partido Republicano, la mesa esta servida para una convención poco común.