La mayoría de los animales mamíferos posee bastante pelo. Los humanos hemos utilizado todo tipo de herramientas para deshacernos de éste, desde cuchillas de afeitar hasta cera y electrólisis. Solo una especie de mamíferos quiere quitarse el pelo: los humanos.
Esto es lo que reporta The Economist en Business Insider.
En su libro sobre la historia de la depilación, Rebecca Herzig explica que se trata sobre la piel suave.
Los europeos que llegaron a las américas se sintieron impresionados por el hecho de que los habitantes no tenían barbas. Parte del debate político de las características de la raza ‘india’ era su pelo. El no tener barba era evidencia de “debilidad de constitución”, de acuerdo al historiador escoses William Robertson
El efecto de Darwin
Cuando Charles Darwin publicó “El Origen del Hombre”, sus teorías fueron rechazadas por los teólogos, pero la connotación entre el hombre y el mono tuvo un impacto cultural sobre como se veía a la personas peludas.
Cuando empezó el siglo XX, tener demasiado pelo se veía como un símbolo de desviación sexual, mental y criminal.
Las mujeres que querían votar y luchaban por la igualdad fueron retratadas como peludas y los críticos del cambio del rol de las mujeres pensaron que demasiado pelo era evidencia de un exceso de masculinidad.
El movimiento de la higiene, marcado por las tensiones raciales, dio paso a productos de depilación y cuando la segunda guerra mundial ocurrió, el vello se habia vuelto totalmente despreciable para las mujeres de clase media americanas.
El diario afeitar
Afeitarse de forma diaria ocurrió mucho antes. Cuando los Estados Unidos entraron a la primera guerra mundial, los líderes indicaron que se debian afeitar todos los días. Esto hacía que no contrajeran piojos y que las máscaras de gas les quedaran bien. Gillette, la empresa que producía cuchillas de afeitar, creó una campaña dedicada a hacer que el diario afeitar fuera la norma cultural aun después de la guerra.
El pelo y la pornografía
Los genitales lampiños en la pornografia han promovido la idea de que no tener pelo es erótico y atractivo. En 1980, una actriz pornografica debía tener todo su vello púbico. Cuando las leyes de censura fueron liberalizadas, el vello en sí era una parte componente de lo que hacía a la pornografia erótica.
Hoy en día, las actrices pornográficas tienen los genitales lampiños. Desde el final de los años 2000, los médicos han dicho que es muy poco común tratar a una mujer de menos de 30 años que tenga vellos púbicos. Esto ha hecho que los piojos púbicos estén desapareciendo.
Mientras que los hombres se sienten obligados a estar completamente afeitados para trabajar o hacer conexiones, las mujeres con demasiado pelo todavía se sienten despreciadas por la sociedad.