Según los datos recogidos por la comisión del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, los iraníes beben alrededor de 60 millones de litros de alcohol al año pese a las prohibiciones.
Tanto beber alcohol como venderlo está sujeto a graves castigos como altas multas o incluso latigazos para los reincidentes. Por ello, los estudios revelan una “crisis en desarrollo”, así anunció Rusbeh Karduni, jefe de la comisión.
Irán no teme a los castigos
Por lo visto, las duras penas impuestas por el gobierno como elemento de disuasió ejercen poco efecto entre la población pues el mercado negro de Irán está lleno de gran variedad de bebidas alcohólicas, eso sí, a precios inflados; es por ello que muchos iraníes optan por beber su alcohol o vino ilegal en casa.