Las personas se acostumbran rápidamente a las experiencias positivas y esto también vale para las relaciones. La felicidad del principio de un matrimonio suele durar unos dos años, y luego la pareja regresa al punto inicial. Sonja Lyubomirsky, profesora de psicología y autora del libro ‘Los Mitos de la Felicidad’, da una explicación científica del fenómeno. Se refiere a un estudio a gran escala de 1.761 parejas americanas y europeas que estaban casadas por 15 años. Parece que la felicidad de una pareja joven solo dura dos años, después de los cuales siguen unas décadas de años peores. Solo cuando los hijos han salido de casa, muchas parejas pueden redescubrir la felicidad conyugal.
1. Nuestro ‘amor pasional’ – un estado de deseo intenso y atracción – después de un tiempo se hace menos apasionado…
como consecuencia de algo que los psicólogos llaman ‘adaptación hedonista’: la tendencia humana de acostumbrarse a cambios en la vida, sobre todo si estas son positivas.
2. Compramos una nueva casa, nos casamos con una pareja estupenda y somos muy exitosos en nuestras actividades profesionales.
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Ahora estamos felices, hasta que nos acostumbramos a la situación y nuestros deseos cambian. La adaptación hedonista sobre todo tiene influencia en nuestra pasión sexual. En la aérea sexual nos hacemos indiferentes hacia la persona que antes despertaba un fuego en nosotros. O, como escribió el autor americano Raymon Chandler: El primer beso es mágico, el segundo es íntimo, el tercero rutina.”
3. El fenómeno claramente también tiene ventajas prácticas.
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No seríamos tan productivos si estaríamos cada día apasionadamente enamorados.
4. Los biólogos evolutivos indican otra ventaja más.
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Nuestro apetito sexual para el cambio ha evolucionado para prevenir el incesto, porque si nuestra pareja nos parece tan familiar como un miembro de la familia – cuando ya somos una familia – la atracción sexual desaparece automáticamente.
5. Todo esto claramente no significa que una relación menos apasionante no puede ser fuerte.
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Al contrario, la pérdida del interés en sexo tiene muy poco que ver con los sentimientos profundos de amor, respeto y sacrificio que son típicos para una relación larga. Pero es muy difícil resistir a la necesidad puramente sexual para el cambio.
6. La lección que las parejas puedes aprender de estas conclusiones es que, por un lado, el amor y el deseo no son lo mismo
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Y, por otro lado, se puede prolongar la sensación de la luna de miel teniendo cambios y sorprendiendo al otro lo más que posible. Finalmente, la investigación indica que los años felices vienen después de que los hijos se han ido de casa.