¿A cuál colegio deben ir? ¿Cómo se van a llamar?. ¿Deben jugar en el arenero?.
Estas son algunas de las preguntas más importantes que te vas a tener que hacer como padre. ¿No te parece que la última sea una pregunta importante?
A los niños les encantan las cajas de arena, pero las bacterias, los parásitos y los animales también sienten esa afinidad. No todos los areneros son peligrosos, pero tal vez quieras por lo menos mirarlo antes de que dejes que tu hijo juege en este.
Un estudio sobre gérmenes en 2008 encontró que los areneros son los más sucios de todas las cosas estudiadas, incluyendo los juguetes donde el pediatra y los libros de biblioteca de niños. Los areneros tenían 2.000 veces más bacterias, levaduras y moho por pulgada cuadrada que la manija de las puertas de los baños públicos.
Cabe mencionar que los niños están desarrollando su sistema inmune y es importante que estén en sitios con bacterias y gérmenes, pero esto no es lo único que existe en las cajas de arena.
Las cajas de arena descubiertas atraen a los gatos, perros y hasta a los mapaches como un baño. Esto hace que se vuelven gigantes placas de Petri en la que juegan los niños.
Los parásitos en esta incluyen Toxoplasma gondii, Toxocara, Baylisascaris procyonis entre otros.
El primero produce toxoplasmosis, la cual no presenta síntomas en adultos pero es peligrosa para las mujeres embarazadas, los niños pequeños y las personas con problemas inmunológicos. Puede causar daño a los ojos y al cerebro.
El segundo puede causar toxocariasis. Este puede producir síntomas que pueden incluir la tos, la inflamación de los órganos internos y algunas veces del sistema nervioso central. Si los ojos son infectados, se pueden perder la visión y se puede originar estrabismo.
El último y probablemente el más serio cuando desarrolla infecciones en los humanos, puede llegar a causar hasta la muerte. Afortunadamente, todas estás enfermedades son poco comunes, especialmente esta última.
Si quieres que tus hijos juegen en el arenero, puedes tomar ciertas precauciones. Cúbrelo cuando no lo estés utilizando para asegurarte de que no entren animales, no pongas a tu niño en cajas de arena que huelen mal y trata de asegurarte de que no se pongan las manos en la boca durante o después del juego. Si es posible, no dejes que juegue en areneros públicos.
Asegúrate de lavarle las manos con agua y jabón, ya que el antibacterial no matará los huevos de lombrices parasitarias.