Jon Methven en The Atlantic empieza este articulo con una descripción de sus propias condiciones cuando duerme. Él no duerme bien. No es capaz de dormir ocho horas por noche. Una de sus primeras noches buenas fue cuando decidió dormir solo en el sofá, en un ambiente silencioso.
Y Methven no quiere confesarle a su esposa que duerme mejor cuando está aparte de ella. Lo común – lo normal – es dormir en la misma cama, aunque algunas parejas duermen en diferentes habitaciones o camas. La verdad es que dormir es una actividad solitaria y la gente sí duerme mejor cuando duerme sola.
La actividad de dormir es una actividad solitaria
Como masticar o correr, es algo que uno hace solo. Estás acostado al lado de la otra persona, pero duermes solo. ¿De dónde viene esta tradición?
Antes había un incentivo financiero para dormir juntos. No había espacio suficiente para la familia entera en su vivienda, a menos de que fueran muy ricos, y esto es sin mencionar el problema de la calefacción. Si tenían mucho dinero, por lo general dormían en habitaciones diferentes, sobre todo cuando uno de los cónyuges estaba enfermo.
No solo se trata de necesidad económica. Los humanos le tenemos miedo a la oscuridad. Antes de la revolución industrial, la noche daba miedo y las familias se sentían mucho más vulnerables cuando se retiraban a dormir. Sus compañeros de cama les daban una sensación de seguridad dado los peligros que existían, desde los ladrones hasta las brujas.
En tiempos modernos, dormir juntos se trata menos de esos peligros y más de una norma social que a mucha gente le da miedo romper.
Si estás durmiendo en una cama diferente a la de tu pareja, la percepción es que no están teniendo relaciones. Dormir con otra persona sigue siendo parte de la seguridad, aunque sea simplemente social.
Muchas veces, la persona con la que compartes tu cama se vuelve tu mejor amigo. No solo parejas, sino hermanas que duermen en el mismo cuarto, etcétera. En la intimidad del cuarto cuando está oscuro, las distancias se acortan y las personas sienten que pueden hablar con más libertad.
El estrés y la ansiedad son menos intimidantes cuando hablas de ellos en pijama con tu pareja. Es importante hablar de tu día a día, tus hijos, tus vecinos y colegas en tu habitación privada. Reímos. Nos abrazamos. Al final del día, se trata de quitarte la máscara y acostarte lado a lado con tu mejor amigo. Se trata de proximidad.