- “Me llegó una queja anónima…”

Las quejas anónimas son la chispa que puede incendiar al resentimiento dentro de la oficina. Si hubo una queja anónima, seguramente fue por algún motivo. Trata de no mencionar que hubo una queja y pon la responsabilidad en ti mismo, diciendo algo como “he notado” o “me he dado cuenta de que” para no crear un chivo expiatorio.