Antes de lanzar una pregunta en una reunión inicia con un “Siento interrumpir…” o cuando en un restaurante está indeciso con el menú del almuerzo se disculpa por haber tardado tanto o cuando toca a alguien por la calle pide disculpas o aún más…se sienta en la última silla disponible no sin antes pronunciar “Lo siento”. ¿Le parecen familiares estas situaciones? Si es así usted se disculpa demasiado.
Pedir disculpas se considera algo positivo solamente cuando se ha cometido alguna infracción que requiere curación pero cuando la persona se disculpa pese a no haber hecho nada malo o ante ofensas pequeñas el subconsciente envía un mensaje a su interlocutor que refleja inseguridad, sumisión o extrema sensibilidad.
En The Truth encontramos un podcast que habla de este tema y donde uno de los personajes le dice a su hermana -la cual pide perdón constantemente- lo siguiente:
“No, no digas que lo sientes. Pedir perdón es sólo una forma de admitir tácitamente que usted no va a cambiar, pero aún así mismo dar el crédito por tener buenas intenciones. No te olvides de eso.” mientras su hermana responde: ” Tienes razón. ¡Lo siento!“
¿Cómo superar el hábito?
Según los consejos de Beverly Engel, psicoterapeuta y autor de The Power of Apology se debe contar hasta tres cuando uno sienta que está apunto de pedir disculpas de nuevo y realizarse tres cuestiones antes de lanzar un “Lo siento”: ¿Has hecho algo mal? ¿Has hecho daño a alguien? ¿Es tu culpa?