Ésta ha sido sin duda la década más revolucionara para la marihuana. Gobiernos como Uruguay la despenalizaron, al igual que varias ciudades y estados en el mundo la han empezado a usar para métodos curativos, en especial contra enfermedades casi terminales como el cáncer. El portal Evoluciencia publicó hace poco un descubrimiento hecho por el biólogo molecular Christian Sánchez, que ha representado un poco más gráfico cómo la marihuana hace que las células tumorales cancerígenas se suiciden.
El biólogo y su equipo observaron que cuando las células fueron expuestas al Tetrahidrocannabinol (THC), éstas no sólo pararon de multiplicarse y proliferar, sino que empezaron a destruirse a sí mismas. El biólogo español ha venido estudiando por diez años la actividad molecular de los cannabinoides, donde ha notado que el THC, el componente psicoactivo del cannabis, induce las células tumorales al suicidio.
Un cuerpo humano hecho para utilizar los componentes
En 1980 se realizó una investigación que reveló que el cuerpo humano contiene dos objetivos específicos para THC; conocidos como el sistema endocannabinoide y los receptores de los mismo. Juntos, hacen que el cuerpo se beneficie de los cannabinoides.
Así es como el cuerpo, aparte de tolerar esta sustancia, la utiliza para beneficio de sus deficiencias y enfermedades. Esto no quiere decir que consumirla diariamente tenga algo beneficioso exactamente, pero sí puede ayudar a combatir enfermedades dentro de un cuerpo hecho para esta sustancia.
“Phoenix Tears”, el aceite que está curando el cáncer
Un ejemplo de lo curativo de la marihuana se puede comprobar en el aceite “Phoenix Tears”. El que está siendo comercializado en algunos estados de Estados Unidos que lo han permitido.
“Una de las ventajas de los cannabinoides es que se dirigen, en concreto, a las células del tumor. Ellos no tienen ningún efecto tóxico sobre las células normales, no tumorales. Y esto es una ventaja con respecto a la quimioterapia estándar, que se dirige básicamente a todo, matando también las células buenas”, afirma Sánchez, quien es optimista con el avance de esta investigación.