Desde el estallido de los escándalos en torno al cineasta Harvey Weinstein, se hace la pregunta sobre cómo hay que manejar la violencia sexual. Sin embargo, se ignora una de las formas más eficientes de abordar el problema.
Eso escribe Zac Crippen, profesor de ética en la Universidad de Texas, en el periódico estadounidense Los Angeles Times. Según Crippen, por fin habrá que reconocer que el consumo de pornografía significa un problema de salud pública.
“A fines de la década de las 60, la Corte Suprema de Estados Unidos decidió que el estado de Georgia no tenía derecho a demandar a un hombre por posesión de material pornográfico”, plantea Crippen. “El juez Thurgood Marshall dictaminó que nadie podía determinar qué libros o películas se consumían en su propia casa”.
“Un grupo de estudio, instalado por el presidente Lyndon Johnson, concluyó que el comportamiento sexual a través de la exposición a la erótica no está cambiando sustancialmente. Ahora parece que esos hallazgos fueron incorrectos”.
“Hugh Hefner, el fundador de Playboy, convenció a generaciones de hombres jóvenes que las mujeres sirven principalmente para sus propios placeres,” dice Crippen. “Mary Anne Layden, la directora del Programa de Trauma Sexual y Psicopatología de la Universidad de Pensilvania, comenta que la pornografía es un maestro particularmente efectivo”.
“La pornografía estimula el sistema nervioso simpático, proporciona recompensas biológicas y está respaldado por el comportamiento de los modelos a seguir. Según Layden, estos tres elementos causan que la materia tenga una mayor posibilidad de ser implementado permanentemente.”
Adicción
Además, Crippen discute que el uso intensivo de la pornografía influye en las percepciones del individuo sobre el comportamiento sexual normal. “Eso se puede ver también en el comportamiento relacional,” dice. “Además, la pornografía conduce a un mayor riesgo de usar la violencia para obtener sexo. Tanto la pornografía violenta como la no violenta pueden desempeñar un papel en esto.”
“Es aterrador que cada vez se encuentran más pistas sobre la naturaleza adictiva de la pornografía. Muchas veces se puede encontrar en los escaneos del cerebro de hombres con comportamiento sexual compulsivo, una similitud con los drogadictos”.
Según Crippen, el gobierno estadounidense debería combatir la pornografía de la misma manera que el SIDA y el tabaquismo. “Las autoridades deberían establecer proyectos en línea – en el ejemplo de HIV.gov y MentalHealth.gov – para informar al público,” dice.
“Además, también se pueden proporcionar enlaces con psicólogos que pueden ofrecer ayuda para conductas problemáticas”. Crippen también se refiere a un grupo de Reddit, que ya consta de 263.000 miembros que se alientan entre sí para para con la pornografía.
“Los perpetradores de violencia sexual solo deben buscar la culpa de su crimen en sí mismo,” reconoce Crippen. “No pueden disculparse y deben ser castigados”. Pero en las conversaciones sobre violencia sexual debemos reconocer el papel de la pornografía.”
“El juez Marshall fulminó entonces contra cualquier interferencia posible del gobierno en el dormitorio de la familia estadounidense. En una era en que internet puede penetrar en cualquier lugar y en todas partes, se debe evitar que la pornografía tome control de la mente.”