Una prueba científica en el Reino Unido ha llevado a un descubrimiento que podría salvar los océanos, escribe Ben Webster en el diario The Times.
La prueba ha demostrado que las plantas pueden ser modificadas genéticamente para producir los nutrientes encontrados en los peces grasos que protegen contra la enfermedad cardiovascular y ayudan a los infantes con el desarrollo del cerebro.
Los cientificos modificaron a la camelina, una planta llamada “falsa linaza”, para producir semillas que contuvieran ácidos grasos omega-3 presentes en el salmón, la caballa y el arenque. Si estos resultados son reproducibles, la camelina podría ser usada como proveedor de aceite de pescado para las granjas de peces.
Estas consumen grandes cantidades de aceite de pescado de pequeños peces salvajes como las anchoas. La expansión de estas granjas es una de las razones por las que el pez está menos disponible hoy que nunca. El gran costo del aceite de pescado también significa que las granjas han dejado de usar tanto, por lo que los peces que estan produciendo tienen niveles más bajos de ácidos grasos omega-3.
Debido a la naturaleza creciente de la industria, es importante encontrar alternativas baratas y fáciles para poder crear estos importantes ácidos grasos. Es muy poco probable que los consumidores coman semillas genéticamente modificadas de camelina, pero podrían alimentarse de peces procesados con aceite proveniente de éstas.