Hace poco tiempo, miles de trabajadores americanos respondieron ‘no’ cuando les preguntaron si querían ser promovidos al rango de gerente, dice Lucy Kellaway en su artículo en The Financial Times.
Solo un tercio de los empleados querían tener la posicion de gerente, mientras que la mayoría prefería quedarse en la posicion en la que estaba. Entre ellos, el 40% de los hombres preferiría ser gerente, mientras que solo el 29% de las mujeres pensaba lo mismo.
¿Y por qué no querían ser gerentes?
Más de la mitad explicó que le gustaba su trabajo y que no tenía interés en cambiarlo.
Un tercio de los encuestados dijo que el incremento de responsabilidad y horas en su trabajo no le atraían, mientras que el resto dijo que no tenía las habilidades ni la educación para ser gerente.
El hecho de que la mayoría de empleados preferiría quedarse en su puesto de trabajo no debe ser sorprendente. Aunque los gerentes reciben un mayor sueldo, los empleados se dan cuenta de su estado emocional, y que por lo general, no son felices.
Las personas con puestos en gerencia intermedia deben implementar las políticas, dar la solución a las las malas decisiones tomadas por otras personas, y luego tienen que justificarlas a sus empleados. Deben asumir la responsabilidad aún cuando ocurran cosas que están fueras de sus manos. Son las personas que más deben apegarse a las política de la empresa y preocuparse por las relaciones interpersonales de sus empleados, lo cual presenta un reto.
Lo cual presenta un reto. ¿Cómo convencer a aquellos trabajadores que vale la pena avanzar, considerando que el prospecto no es nada atractivo?