Los islandeses se jactan de su resistencia al clima y al viento frío. Esto es lo que escribe Halla Þórlaug Óskarsdóttir en Quartz.
Tiene que ver con sus raíces vikingas, al menos eso es lo que dicen todos.
Pero hay otros factores que considerar.
Como infantes, los islandeses hacen la siesta al aire libre, en cualquier clima. Las calles comerciales en Reykjavik estan llenas de bebés durmiendo en sus coches durante el verano y el invierno.
Cuando no están en la calle, están en los balcones o en el jardín, mientras sus padres se toman un te caliente en la casa.
Los islandeses que viven en apartamentos, a veces, tienen un carruaje especial en el balcón – específicamente diseñado para hacer la siesta.
¿Por qué dormir afuera?
Hace muchos años, dormir adentro simplemente no era ideal. Con mala circulación del aire y condiciones de vivienda muy pobladas, las casas islandeses tradicionales eran llenas de humo y bochorno.
A principios del siglo XX, una epidemia de tuberculosis sacudió la nación. Al mismo tiempo, el coche para bebés estuvo disponible en Islandia. En 1929, el Dr David Thorsteinsson publicó un libro de pedagogía en el que avocó por los beneficios de la vida por fuera y el aire libre para fortalecer el sistema inmune de los niños.
Así, la tradición nació.
Si la temperatura está por debajo de 0 celsius, los padres pueden considerar no dejar a los infantes durmiendo afuera. Pero no es el caso para todos. En un país en el que la tasa de criminalidad es menos de dos homicidios al año en la ciudad capital, los padres nunca piensan en no dejar a sus hijos durmiendo por fuera de las tiendas en las que están haciendo compras.
Aunque los cochecitos se ven abandonados en las calles, están constantemente vigilados por monitores para bebés y padres mirando por la ventana.