Las encuestas demuestran que la mayoría de personas desean que sus personalidades sean diferentes. Esto es lo que postula Christian Jarrett en su artículo en la publicación de ciencias Research Digest.
El cambio es posible. La personalidad evoluciona mientras la gente se vuelve más vieja y otras investigaciones demuestran que hay influencias inmediatas en la personalidad. Por ejemplo, mientras más triste estés, menos extrovertido te sentirás.
Hasta este momento, nadie había estudiado si es posible cambiar la personalidad sólo queriendo hacerlo.

Nathan Hudson y Chris Fraley le pidieron a 135 estudiantes universitarios completar exámenes y cuestionarios por internet sobre sus rasgos de personalidad y como querrían cambiarlos. Las siguientes 16 semanas, los estudiantes retomaron los exámenes de personalidad cada semana. El hallazgo clave fue que los estudiantes que dijeron que querían demostrar un rasgo en particular, como ser más extrovertidos, tendían a mostrar más cambio en ese rasgo que otros estudiantes.
Para asistir en este cambio de personalidad, la mitad de los participantes fueron presentados cada semana con tres formas en las que podrían llegar a tener esos rasgos. Esto, de hecho, funcionó al revés. Los estudiantes que recibieron estos ejercicios mostraron menos cambios en su personalidad que los otros estudiantes. Esto podría ser porque la intervención fue muy poco directa (por ejemplo: sé más sociable)
Un estudio de seguimiento con 151 estudiantes fue similar. Esta vez, junto con pruebas de personalidad, se les pidió que cada semana realizaran diferentes conductas relevantes para los rasgos. Esto hizo que los hallazgos fueran más convincentes, ya que es más facil recordar si has abrazado a alguien un día que si has charlado mucho ese día.
De nuevo, los investigadores encontraron que la personalidad solía cambiar de acuerdo a sus deseos. En este seguimiento, a la mitad de los estudiantes se les dieron pasos específicos para facilitar un cambio de personalidad. En este caso, (invita a un amigo a almorzar), el entrenamiento funcionó.
Los cambios encontrados fueron muy modestos pero estadísticamente significativos. Apoyan la idea del cambio de personalidad a punta de voluntad.
El análisis más profundo puede sugerir que este cambio se dio a través de un proceso recíproco. Las metas llevan al cambio en el comportamiento, el cual lleva a cambio en el autoconcepto, el cual lleva a más cambio en el comportamiento. Mientras las personalidades cambiaban en las direcciones deseadas, sus metas eran logradas.
Es sorprendente que la cuestión de cambio debido a la voluntad nunca ha sido explorada de forma sistemática. Por el momento, se necesita más investigación.