Philip Zimbardo es una de las figuras más controversiales en el mundo psicológico, debido a su experimento Stanford. En este, 24 estudiantes voluntarios fueron a una prisión y jugaron el papel de prisionero o guardia.
El experimento pronto salió de control. Los guardias se volvieron sadistas rápidamente contra los “prisioneros” y Zimbardo, quien estaba haciendo el papel de superintendente, fue acusado de someter a sus voluntarios a tortura psicológica.
Ahora, cuatro décadas después de que el famoso estudio fue realizado, Zimbardo sigue defendiendo su proyecto, el cual acabó mucho antes de lo esperado. El experimento demostró que cualquier persona puede ser seducida por el mal bajo las circunstancias correctas.
El experimento de Stanford dice que la personalidad no es fija y que todas las personas pueden ser corrompidas por algo de poder.
Hasta Zimbardo admite que esto le ocurrió cuando estaba tomando parte en el experimento. “Perdí mi sentido de compasión. Totalmente”, dice Zimbardo.