La tendencia actual señala que los buenos líderes deben pensar en los demás, ser auténticos y modestos en sus decisiones y su forma de actuar ante sus seguidores o empleados, pero el autor Jeffrey Pfeffer señala que hay muchos ejemplos que muestran todo lo contrario.
Pfeffer es el autor del libro “Bachillerato en Liderazgo: mejorando lugares de trabajo y carreras con una verdad a la vez” y no está de acuerdo con la afirmación moderna que los buenos líderes tienen que preocuparse por sus seguidores, sus empleados o sus clientes como algo prioritario.
“Muchos libros, blogs y seminarios sobre liderazgo afirman que los buenos líderes deben virtuosos para ser más eficientes. Mientras tanto, Donald Trump lidera la carrera por la nominación del Partido Republicano y los hombres de negocios más laureados como Jeff Bezos, Steve Jobs, Elon Musk y muchos otros presentan pocas o ninguna de esas características“, afirma Pfeffer.
El enfoque maquiavélico del experto explica que las personas que muestran mejor poder de decisión mirando qué es lo más rentable para los negocios o las organizaciones son las que son elegidas para llegar a los puestos más altos de los organigramas.
“En esencia, estamos confundiendo buenas historias con buenos consejos”.
Según Pfeffer, las buenas personas solo llegan a ser buenos líderes en ciertas condiciones y ciertos puestos, especialmente en organizaciones que no tienen muchos empleados, ya que para él queda demostrado que las grandes compañías necesitan que los jefes piensen en función de la productividad.
“La mayoría de estudios muestran que el narcisismo es más efectivo que la modestia para ser elegido y sobrevivir en un rol de liderazgo. Los mejores jefes tienen que mentir y manipular para ahorrar dinero y salvar empleos. Muchas veces deben dejar de pensar en los demás“, asegura.
Esta postura no es la más popular ni la más alentadora tanto para aquellos trabajadores que aspiran a ser buenos líderes o para los empleados que deben soportar el comportamiento de jefes fríos, calculadores y malévolos, pero según Pfeffer es toda una realidad en las corporaciones contemporáneas y es mejor estar preparado para aceptar, confrontar y sacar lo mejor de ello.