Los hombres son más rápidos que las mujeres a la hora de correr maratones, pero las mujeres corren mejor en términos de control, ritmo y consistencia, según ha revelado un estudio realizado a más de 1.8 millones de corredores en 131 maratones de todo el mundo.
Un estudio del sitio web danés RunRepeat asegura ser la investigación más exhaustiva sobre los maratones y muestra que las mujeres corren mejor que los hombres en un 18.1% si se comparan los rendimientos por género en el total de participaciones.
Entre las conclusiones a las que llegó la investigación se menciona que las mujeres corren de forma más inteligente que los hombres con un 18.1% de rendimiento mayor, tomando en cuenta el control, el ritmo y la consistencia en cada maratón.
Igualmente, las mujeres han aumentado su rango de participación en las maratones, aumentando en un 54%. Esta estadística ha sorprendido en el grupo de mayores de 50 años de edad.
En cuanto a velocidad, los hombres se mantienen como los más rápidos y los mejores resultados fueron obtenidos por los individuos de 38 años de edad. Por su parte, en otra estadística muy llamativa por la diferencia entre géneros, las mujeres más veloces del estudio tenían 24 años.
Una rápida salida atrae el cansancio
El estudio también demostró que tanto hombres como mujeres corren con un ritmo más acelerado en la primera parte de una maratón y posteriormente sufren los estragos del cansancio, ya que los músculos pierden potencia y el ritmo empieza a bajar, a veces provocando que el competidor deba abandonar su camino.
En este caso, RunRepeat sugiere que los corredores empiecen con un ritmo más lento del que su cuerpo indica, ya que de esa manera podrán continuar de buena manera a lo largo de todo el kilometraje y no tendrán complicaciones de cansancio, al menos al mismo nivel que si hubieran comenzado con un ritmo más intenso.
Los resultados del estudio señalan que los jóvenes menores de 19 años son los que tienden a verse más afectados por el cansancio en la segunda etapa de la maratón con mayor frecuencia, sobre todo por la falta de experiencia en dosificar las fuerzas.