Dos libros que presentan una excelente documentación muestran acontecimientos históricos que confirman la admiración de Adolf Hitler por el enfoque violento y conquistador del Islam, con una identificación especial por la ideología de Atatürk del tratamiento de las minorías raciales.
“Para infortunio nuestro, tenemos la religión equivocada. ¿Por qué tuvimos que seguir el cristianismo, con su mansedumbre y debilidad? El Islam es una religión de hombres y de higiene. Los soldados del Islam van al cielo“, comentó el Führer a su círculo íntimo discutiendo sobre el “pobre temperamento” alemán por el cristianismo cercano a la “suciedad y charlatanería sacerdotal del judaísmo”.
David Motadel y Stefan Ihrig han publicado dos libros históricos de gran valor para comprender la mentalidad de Adolf Hitler con respecto a su familiaridad con el mundo islámico y el reclutamiento de musulmanes nazis para el exterminio de los judíos y la instalación de un estado regido por principios religiosos y étnicos.
En “La guerra islámica y nazi de Alemania“, David Motadel explica alianzas, metodologías y hechos históricos que ligan a Adolf Hitler con el Islam durante su mandato:
“Los musulmanes lucharon para ambos bandos en la Segunda Guerra Mundial. Pero solamente los nazis y los islamistas tenían una mentalidad política-espiritual. Los dos grupos odiaban a los judíos, a los bolcheviques y a la democracia liberal. Ambos pensaron en la transfiguración del mundo a través del combate. A finales de 1941, Alemania controlaba las poblaciones musulmanas más grandes del sudeste de Europa y el norte de África. El ministro de propaganda le dijo a los periodistas que elogiaran el mundo islámico como factor cultural, que evitaran las críticas al Islam y que reemplazaran el término anti-judío con antisemita. En abril de 1942, Adolf Hitler se convirtió en el primer líder europeo en declarar que el Islam era incapaz de realizar actos terroristas. Al igual que Atatürk, el Führer vio el renacimiento de Turquía como algo racial, no religioso. Los alemanes de descendencia turca e iraní fueron excluidos de las Leyes de Núremberg y después de 1943, los musulmanes eran elegibles para ser miembros del Partido Nazi. Con el inicio de la guerra, los musulmanes balcánicos fueron añadidos a la lista de gente racialmente valiosa de Europa”.
Motadel hace referencia también a una unión ideológica entre los nazis y el Mandato Palestino, con el objetivo de establecer un régimen árabe para “eliminar” a los judíos. De hecho, las autoridades palestinas llegaron a reunirse con sus pares de Rumania, Hungría y Bulgaria para lograr que los judíos no fueron transferidos a Palestina sino a campos de concentración. Después de la guerra, todo se aplacó y los Aliados no trataron a los palestinos como criminales de guerra por miedo a represalias.
Otro libro que pretende abrir los ojos sobre la relación de Adolf Hitler con el Islam es “Atatürk en la imaginación nazi“, de Stefan Ihrig. En sus contenidos, el autor asegura que Turquía fue vista por el Führer como un “estado moderno y próspero”:
“En 1922, por ejemplo, el periódico del Partido Nazi Völkischer Beobachter, alabó a Mustafa Kemal Atatür por ser un hombre de verdad, con el espíritu heroico y el principio de liderazgo que puede obtener una obediencia absoluta. La subordinación del estado al Islam de Atatürk anticipó la estrategia de Adolf Hitler hacia el cristianismo. Los nazis presentaron el poder de Turquía por masacrar a los armenios y expulsar a los griegos. ¿Quién habla ahora del exterminio de los armenios?, se preguntó Hitler. Después de la muerte de Atatürk en 1938, su sucesor Ismet Inönü firmó un tratado de defensa mutua con Gran Bretaña y en 1941 aceptó el Tratado de Amistad con Alemania, permitiendo que Adolf Hitler tomara el flanco sur para invadir Rusia. Inönü también avisó que Turquía se sumaría a la lucha de Alemania para conquistar el Cáucaso”.
Los libros están bien documentados y muestran una investigación profunda, con el objetivo de transformar los pre-conceptos sobre Adolf Hitler y comunicar lo que se ve como “el primer intento serio de instrumentalizar el Islam en la historia moderna”.