Los niños de once años que juegan regularmente a los videojuegos tienen menos probabilidades de desarrollar síntomas depresivos más adelante. Así lo demuestra un estudio del University College London (UCL), el Karolinska Institutet sueco y el Baker Heart and Diabetes Institute australiano. Los chicos que juegan con regularidad tenían un 24 por ciento menos de síntomas depresivos tres años después que los chicos que juegan a los videojuegos menos de una vez al mes. La diferencia sólo se encontró en los chicos que no hacían mucho ejercicio. En las niñas, no hubo diferencias significativas.
Según los investigadores, esto demuestra posiblemente que los chicos menos activos pueden obtener más diversión e interacción social de los videojuegos. Aunque los investigadores no pueden extraer ninguna relación causal de los resultados, éstos sugieren que hay aspectos positivos asociados a los videojuegos que pueden potenciar la salud mental, como la resolución de problemas y la posibilidad de trabajar en equipo.
En las chicas no se encontró el efecto de los videojuegos, pero los investigadores sí vieron que si pasaban más tiempo en las redes sociales, también desarrollaban más síntomas depresivos. Este efecto no se encontró en los niños. Por lo tanto, es posible que las distintas actividades afecten de manera diferente a los chicos y a las chicas, pero, según los investigadores, una posible explicación es que el tiempo dedicado a una actividad también influye. Los chicos del estudio jugaban más a los videojuegos, mientras que las chicas pasaban más tiempo en las redes sociales.
Las directrices sobre el tiempo de pantalla deben basarse en el conocimiento”.
La cantidad de tiempo que los jóvenes pasan frente a una pantalla cada día puede afectar a su salud mental tanto positiva como negativamente, y además no tiene por qué ser igual para chicos y chicas. Aaron Kandola, estudiante de doctorado de la UCL e investigador principal: “Las pantallas nos permiten realizar muchas actividades diferentes. Las directrices y recomendaciones sobre el tiempo frente a la pantalla deben basarse en nuestro conocimiento de cómo estas diferentes actividades pueden influir en la salud mental y si esa influencia es significativa.” Según Kandola, los niños -y los adultos- deberían pasar menos tiempo sentados, pero esto no significa que el tiempo de pantalla sea necesariamente perjudicial.
Según el coautor Mats Hallegren, del Instituto Karolinska, investigaciones anteriores muestran que las formas más activas de tiempo frente a la pantalla, como jugar a videojuegos o trabajar con el ordenador, no tienen por qué aumentar el riesgo de depresión del mismo modo que lo hacen las formas más pasivas de tiempo frente a la pantalla. “La relación entre el tiempo de pantalla y la salud mental es compleja, y se necesita más investigación para entenderla mejor. Cualquier intento de alejar a los jóvenes de una pantalla debe ser específico y matizado. Nuestra investigación muestra posibles efectos positivos, pero todavía tenemos que animar a los jóvenes a ser físicamente activos e interrumpir los largos periodos de inactividad con una actividad física ligera”.
Fuente: ANP