1. El Gobierno no puede crear riquezas, puestos de trabajo o ingresos
Ello porque el dinero que tiene lo ha tomado de alguien. El fisco no genera beneficio económico. La plata que colecta de impuestos y préstamos podría haber sido gastada o invertida en el sector privado. Los trabajos que crea hubieran sido generados con la misma plata si cada uno pudiera gastarla como quisiera.
2. La desigualdad en los ingresos no afecta a la economía
Los pobres gastan todos sus ingresos, mientras que los más ricos ahorran. Ese dinero guardado es el mismo que luego usarán para invertir, mejorando así el ingreso nacional.
3. Los bajos salarios no son explotación empresarial
Marina Schiettecatte
Cada uno elige libremente aceptar su trabajo y lo hace como la mejor opción entre las alternativas posibles. Si ganan menos de lo que corresponde puede venir la competencia y ofrecer más. A los trabajadores sólo se les paga más cuando llegan a ser más productivos o cuando el precio de lo que hacen sube.
4. El exceso de regulación ambiental es un impuesto regresivo que afecta principalmente a los pobres
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Cuando las medidas ambientales son exageradas los precios suben. Con ello, los más afectados son los que tienen menos.
5. La educación no es un bien público
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El Estado provee educación escolar para todos, pero el producto de ello es propiedad de cada persona y las ganancias que ello le genera también. Las personas con mejor capital humano generalmente ganan más dinero. La educación sí ayuda a tener una sociedad mejor, pero cada uno espera recibir una remuneración por su trabajo. Nadie lo hace gratis a cambio de la educación que recibió.
6. El sueldo de un alto CEO es como el de los atletas o estrellas de cine
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Quizá el sueldo de un CEO es demasiado, pero ello no reduce el salario promedio de sus trabajadores. Ese dinero viene del bolsillo de los dueños de la compañía, por ello, reduce la ganancia de los propietarios, pero no el pago de los otros. Los socios pueden reclamar por lo elevado del sueldo, pero no los otros empleados.
7. El gasto de los consumidores no es lo que dirige la economía
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Un dólar extra invertido, gastado por el gobierno o exportado suma tanto al PIB como un dólar gastado por un consumidor. Si gastamos menos y ahorramos más, nuestros hijos y nietos tendrán una vida mejor.
8. Cuando el gobierno provee cosas gratis, ellas terminan siendo de mala calidad, más caras de lo que deberían y escasean cuando son más necesarias
Educación pública, atención de salud y programas de bienestar. Estos ejemplos de programas que nadie piensa que sean de buena calidad o rentables. De hecho, en la última recesión, cuando muchas personas quisieron mejorar sus estudios, las entidades públicas tuvieron que cortar recursos y reducir su oferta. La triste realidad es que si el consumidor no tiene que pagar, el producto no es escasamente bueno.
9. El gobierno no puede corregir la injusticia cósmica
A nadie le gustan las injusticias cósmicas -como ver a una familia con un hijo enfermo y con su casa destruida por un desastre natural- sin embargo, cada vez que el gobierno interviene para mejorar un problema, le genera otro a alguien que no tenía nada que ver con eso. Cada vez que entrega una beca, significa que otro estudiante ha sido rechazado. Podemos, como sociedad estar dispuestos a pagar por algunas injusticias –como la salud de un niño- pero no podemos crear un mundo libre de ellas.
10. El almuerzo gratis no existe
En Estados Unidos muchas escuelas entregan almuerzo gratis a sus alumnos. De hecho son más que nunca antes. Así como la entrega de distintas ayudas económicas directas a la gente. Pero alguien está pagando por ello. Ningún almuerzo es realmente gratis. Tarde o temprano esos almuerzos son pagados y normalmente la cuenta llega a un lugar que no lo esperaba.
“A los liberales les encanta hablar de compasión. Eso es fantástico, pero no importa cuánto se preocupen, ello nunca podrá revocar las leyes económicas. Está bien apoyar el aumento del sueldo mínimo, pero hay que entender que con ello se van perder trabajo y los precios subirán. Proteger el medio ambiente es también maravilloso, pero es caro, el precio de las cosas sube y eso afecta particularmente a los pobres”, enfatiza Dorfman y concluye “cada uno tiene derecho a su opinión, pero no a sus propias leyes económicas”.