Piensa en la tocineta por un segundo. ¿Puedes oler la carne asada y salada? Si es así, probablemente tienes hambre y puede que seas gordo, escribe Lisa Freedman en la publicación Men’s Health.
Un estudio de la universidad de Yale sugiere que mientras mejor seas para pensar en los olores de la comida en tu cabeza, más propenso será a estar pasado de peso.
Los investigadores le dieron tres cuestionarios a los voluntarios en los que estos calificaban la intensidad de su imaginación. Una de las encuestas era general, una de comida y otra acerca del olor, pero solo contenía una pregunta relacionada con la comida. Los investigadores vieron una correlación entre el índice de masa corporal y la capacidad de percepción de la gente para imaginar olores de alimentos.
Esta correlación no estaba presente cuando se imaginaban objetos no comestibles. La imaginería olfatoria, de hecho, fue el mejor predictor del índice de masa corporal.
La correlación entre la imaginación de olores y el índice de masa corporal no está claro, pero podría deberse a que el olfato es un importante sentido para sentirse hambriento y esto podria promover el consumo de comidas.
Si tienes ganas de comer algo pero no tienes hambre, sal a caminar o tómate un vaso de agua. Y trata de dejar de imaginar el olor de esos bollos de chocolate.